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miércoles, 25 de noviembre de 2020

Todo lo que tengo para decir sobre "El enemigo de Homero" (Temporada 8, año 1.997)



Parafraseando al título de una biografía de Philip K. Dick escrita por Emanuel Carrere por allá en 1.993: "¡Yo estoy cuerdo y vosotros estáis locos!"

La verdad es que no sé muy bien cuándo fue la primera vez que pude ver El enemigo de Homero, de la temporada 8, el cual sigue siendo considerado hasta hoy como uno de los episodios más controversiales y polarizantes de toda la serie. Los hay quienes afirman que no solamente es uno de los episodios más controversiales de la serie sino que también es uno de los episodios más atrevidos, nihilistas y aterradores tanto de la serie entera como en comparación a otras series de dibujos animados de la época en la que fue emitido por primera vez. Desde mi punto de vista, es de esos episodios de Los Simpson (1.987 - presente) que fácilmente encajan en ese singular grupo de episodios autoconscientes y críticos con la audiencia. Son episodios con los que aquellos a cargo de la escritura y dirección de la serie lucían su talento para contar chistes llenos de mala leche y para meter interesantes meta-comentarios sobre las convenciones de la serie, de los dibujos animados y de las comedias situacionales televisivas ("sitcoms") de los años 90. Algo que merece ser destacado es que El enemigo de Homero fue un episodio transmitido por primera vez cuando la serie había llegado a una etapa que muchos consideran como una de madurez, concientización y agotamiento; decir que la serie empezaba a mostrar síntomas de agotamiento llegada la octava temporada me parece una exageración porque está llena de episodios que en muchos aspectos rivalizan con los episodios de las tercera, cuarta y quinta temporadas. Aunque claro está que apenas llegó la décima temporada fueron muchos quienes se bajaron del tren amarillo para irse a otro tren y algunos se quedaron con las primeras cuatro temporadas mientras que otros se quedaron con las temporadas quinta y séptima. Para mí, las octava y novena temporadas merecen más amor del que actualmente reciben. Pero basta ya de tantos rodeos, que he venido a tratar eso que más importa, lo cual es el episodio cuyo nombre está en el título de este texto.  

El episodio El enemigo de Homero no es exactamente una declaración de intenciones que deconstruya pieza por pieza la premisa que sustenta a la serie pero sí que me parece un muy gracioso y autoconsciente chiste de 28 minutos acerca de una de las cosas más obvias de la serie pero que el mismo episodio nos muestra desde un punto de vista radicalmente diferente: Los Simpson es un dibujo animado que puede permitirse tener un protagonista feo como una blasfemia y tonto como una roca que se mete en situaciones peligrosas y descabelladas pero que al final no sufre ningún daño permanente ni sufre de algún modo u otro por las consecuencias de sus acciones durante tales situaciones peligrosas y descabelladas porque se acepta como el dibujo animado que es y que todos nosotros, como la audiencia consciente y cómplice que somos, sabemos muy bien que esEl enemigo de Homero es un episodio en el que la audiencia es cómplice con Homero Simpson y no con Frank Grimes así que está escrito de tal manera que Frank, por muchas tragedias que le hayan ocurrido en su pasado, sea el malo de la historia en vez de Homero. Es cómplice con nosotros, la audiencia, de esta manera: desde el principio nos está diciendo que Frank Grimes es un personaje que ha sufrido cosas horribles a lo largo de su vida y que Homero Simpson no merece tener todo lo que tiene pero apenas Frank se muere por emular a Homero Simpson y llega la escena del funeral, en la que Homero se queda dormido y luego le pide a Marge, mientras sigue dormido, que cambie de canal, y luego Lenny afirma que ese es el Homero que todos conocemos para que después todos rían al unísono mientras desciende el ataúd, justo ahí, es cuando el episodio nos dice a nosotros, la audiencia cómplice, que el mundo de Los Simpson no es más que un mundo de dibujos animados donde un día sucede alguna locura y al día siguiente los personajes actúan como si nada hubiese sucedido y que por lo tanto lo más razonable es aceptar que funciona con reglas y una lógica propias de un mundo de dibujos animados, de un mundo que no tiene que rendirle cuentas a las reglas y la lógica que son propias de nuestra realidad.  

El mundo de caricatura de Los Simpson, y por consiguiente los mundos de dibujos animados son mundos que, como los escritores y el director nos lo cuentan en El enemigo de Homero, sólo funcionan cuando se aceptan como la fantasía disparatada que son. Por eso mismo es que Frank Grimes, quien no sólo representa a una persona del mundo real sino que también representa a ese tipo de personas que no pueden vivir ni un solo día sin quejarse por los detalles más nimios de cualquier programa de televisión, enloquece aún más de lo que ya había enloquecido al principio: apenas se entera de que el mundo de caricatura en el que está nunca funcionará como el mundo real, que es el mundo al que de verdad pertenece aunque quiera encajar en el mundo de Los Simpson, entonces sólo le quedan dos opciones, siendo una opción la de aceptarlo y vivir como mejor pueda en ese ridículo, arbitrario e ilógico mundo de caricatura en el que está atrapado y la otra siendo una mucho más drástica y más mortífera pero liberadora en cierto sentido, si es que tal palabra puede aplicarse al trágico desenlace que Frank Grimes sufrió cuando tocó sin guantes protectores aquellos cables de alto voltaje. Si se fijan muy bien en esa escena en particular podrán ver un letrero de advertencia muy cerca de esos cables. El sufrido Frank Grimes no se tomó la molestia de leerlo antes de proceder a tocar los cables de alto voltaje. Como decía, los mundos de caricatura no están hechos para el disfrute de la gente real y siendo Frank Grimes lo más cercano a una persona del mundo real dentro del ridículo, arbitrario e ilógico mundo de Los Simpson y como las personas reales se mueren, y cuando se mueren se quedan en sus tumbas hasta el fin de los tiempos, entonces la única manera en la que el martirio de Grimes pudiese acabar era abandonando para siempre ese mundo de caricatura que tanto lo torturó por 28 minutos. Lo que le ocurrió a Frank Grimes no es lo que le ocurre a la gente que señala todo aquello que está mal con el mundo y sus habitantes sino que, al contrario, es lo que le ocurre a todo aquel que no se adapta a la ridiculez, arbitrariedad y la irracionalidad del mundo, ya sea uno de dibujos animados o no. Yo también me sentí muy mal por la muerte de Grimes pero apenas llegaron los créditos finales del episodio le pedí a mi hermano que cambiara de canal, aunque no me dormí como Homero y nadie dijo que ese es el Cristiam que todos conocen. He ahí la diferencia entre el mundo real y el mundo de caricatura de Los Simpson: en el mundo real nadie se ríe durante un funeral porque todos los presentes saben que nunca más volverán a ver a quien ha fallecido mientras que en el mundo de Los Simpson se ríen durante un funeral porque todos los presentes saben que la llegada de un nuevo episodio significa un nuevo comienzo en el que todo se reinicia. En un ridículo, arbitrario e ilógico mundo de dibujos animados que se reinicia por completo con la llegada de cada nuevo episodio ¿cuál es el verdadero valor de una vida humana? Los Simpson es una serie que sabe la respuesta a esa pregunta, y no es una respuesta que vaya a agradarle a muchas personas.

Concuerdo completamente con quienes dicen que esa trama del hijo de Frank Grimes que quiere vengarse de Homero no fue una mugre pero sí que fue muy pésimamente manejada por los escritores y director del episodio. Un concepto así suena interesante pero necesitaba de gente capaz de manejarlo a la perfección. Encima de haber sido pésimamente manejada sólo sirvió para que recordáramos una cosa que El enemigo de Homero ya nos había dicho en 1.997: Frank Grimes no puede ser feliz de algún modo u otro en el mundo del cual La Familia Amarilla de Springfield hace parte porque es un personaje que no corresponde a ese mundo. De hecho Frank Grimes, como personaje y como concepto, no sólo es la absoluta antítesis de Homero Simpson sino que es también la absoluta antítesis del típico habitante de Springfield y de todo aquello que los habitantes de Springfield representan, desde Carl y Lenny, pasando por el Director Skinner y el Reverendo Alegría, hasta llegar a los cinco protagonistas de la serie. Bien mirada la situación de la ficticia ciudad de Springfield, solamente personajes que provengan de un mundo que sea igual o más ridículo, arbitrario e ilógico que el de la serie son capaces de adaptarse a Springfield y a sus habitantes, y muy probablemente es por eso que mientras que Frank Grimes pereció en su intento por adaptarse al mundo de Los Simpson Jay Sherman logró vivir en Springfield por unos cuantos días sin muchos problemas, salvo por uno que otro personaje que no veía con buenos ojos que un crítico de cine de procedencia citadina venga a pontificar sobre buen cine y mal cine en una ciudad cuyos habitantes no son exactamente la encarnación del espíritu crítico. Supongo que a Jay Sherman no le fue tan mal porque siendo él un neoyorquino ya está perfectamente acostumbrado a tratar con gente que poco o nada se diferencia del típico habitante de Springfield. Sólo supongo, nada más y nada menos. Si Frank Grimes hubiera crecido en Nueva York entonces su breve estadía en Springfield hubiera sido un tanto menos triste y trágica de lo que fue.




Mira esa cara. Se ve tan feliz de vivir en Springfield. Estoy hablando de Homero Simpson, por supuesto, que en cuanto al pobre de Frank Grimes ya todos sabemos a estas alturas de la vida cómo terminó su desgraciada vida. 

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